Autoestima en noche de verano...

Me siento sobre mi soledad y descanso en su suave pelo...

(Sus raíces hinchadas por el agua)

Lentamente me transformo en dolor de cabeza y en rulo...

Paraná...

Orillas infinitas me envuelven en su bruma fría... casi congela mis extremidades, pero la esencia del infinito me acuna al mediodía. Es el arte de viajar. De disfrutar esos instantes mágicos que depara nuestro fiel destino. Amigo cruel y sincero, guíame a esos horizontes intangibles del alma, sin anestecia, pero con ternura de abuela loca...

Y las hojitas secas tiritan bajo mis pies entumecidos entre el ambiente.

Comparto mis puntas florecidas y mis dedos alienados, entre risas y nubes de humo...

Raíces...

...ellas me anclaban hasta ayer...

sólo hasta ayer...

De a poco, están saliendo a la luz. 

Ya son libres y ven el sol...

Por más que trate de alcanzarte, ya la tierra debajo de nuestros pies está reseca...
No bajaré los brazos... respiro en paz. Esta vez, mi sombra hace de guía...

Girando sobre mi sombra...

Tu vejez golpeó mi cara.

Casi sin darme cuenta, ví cómo tus arrugas te ocultan la vida.

(...me da miedo pensar en tu futura ausencia...)

Tus ojos ya no brillan con aquél éxtasis...

Tus palabras ya no son tan tibias y apañadoras...

¿Quién me hará dormir cuando esté enferma?

¿A quién le preguntaré las cosas del pasado?
¿A quién pelearé con amor?

...con éste amor que nos une los unos con los otros...

Por lo pronto, me hago la tonta...

...no quiero asumir lo que ya está dado...